Accidente en Saa Pereyra por Guillermo N. Ramos.

Este relato es real y verídico, y fue protagonizado por mi hermano Daniel Osvaldo Ramos en su viaje del 24 de febrero con el estrella del norte.

La historia es esta:

Sábado 25 de febrero de 1978, 7:22 hs paso a nivel, Estación Saa Pereyra, santa fe. Semáforo en rojo, campanilla estridente. El tren " estrella del norte " avanza. Lleva 2.130 pasajeros. Alguien cruza las vías en ese instante. Maneja un camión con acoplado. Se llama Arnaldo Ruben Bianchini. Luego el choque y la tragedia. 55 muertos y 56 heridos.

Esta es la historia.

Estación Tucumán a las 6 de la tarde del viernes 24 de febrero la Estación Tucumán del Ferrocarril General Bartolome Mitre estallaba bajo el bullicio de la inminente partida del tren " Estrella del Norte " rumbo a Buenos Aires. Los pasajeros de primera, pullman y dormitorios, ocupaban ya sus comodidades, con mucho mas desorden los que viajaban en clase turista buscaba su coche y asiento, y los cientos que no lo tenían trataban de buscar una buena ubicación entre los siete clase turista. Daniel Osvaldo Ramos, hijo del superintendente de trafico de esta Estación Terminal, subió al coche dormitorio, ultimo de la formación, viajaría solo y al cuidado del camarero y del inspector de trafico Sr. Mateo Ponce por encargue de su padre ya que este viajaba por trabajo que realizaría en la línea, tenia entonces 16 años, en retiro lo estaría esperando el sábado su abuelo materno y su hermano menor, pero el tren no llego. Treinta grados de temperatura y un cielo límpido, era el manto de una estación atestada de gente, por un lado los que viajaban a Buenos Aires y estaciones intermedias, por el otro los familiares que despedían a estos, y además los que esperaban partir también desde esta estación rumbo a Salta, Jujuy, La Quiaca y sus intermedias. El Estrella del Norte aun no sale pasan los minutos y la gente se impacienta. Ricardo Flores, 52 años, Tucumano, guarda primero, se saca su gorra para arreglarse el pelo algo entrecano y seca su frente con un pañuelo, luego apoyado en el coche dormitorio mira hacia la ventanilla abierta cercana a el y su mirada se cruza con la de ramos, expectante y tranquilo. - ¿ no sale? - sale a las siete y veinticinco………. - ¿qué pasa? - hay que esperar el que viene de La Quiaca, tendría que haber llegado a las hs 14:00 ,…………..tiene que transbordar mucha gente con el estrella. Flores se encogió de hombros. Y ramos continuaba dialogando con su madre que en el anden se encontraba junto a dos mas de sus hermanos de 6 y 9 años, mientras su padre, recibía los informes de donde se encontraba el tren del Belgrano que debía combinar con el numero 14 de su ferrocarril. Personal de conducción y guarda 1ro de tren nro 14, su tren a sido despachado a las hs 19:23, flores escucho las dos campanadas, vio la señal, le pego un fuerte soplido a su silbato y agito el paño verde, dos minutos mas tarde el tren se sacudió en medio de un chirrido de ruedas, y los gritos de amigos, hijos, padres, madres, primos, abuelos, tíos, sobrinos, novios, novias, ........ transformando la estación en un bullicioso salón, quizás único himno de las grandes terminales ferroviarias. Mientras tanto un parlante anunciaba, personal de conducción y guarda 1ro de tren numero catorce, su tren a sido despachado, observando señales puede partir. Daniel miro por la ventanilla y vio como la estación se alejaba lentamente, hasta ya no ver mas los brazos de su madre que quedaban en el anden. Lentamente las casas y ranchos al costado de la vía se alejaban.

El viaje

Ya en viaje y llegando a la banda, ramos terminaba de leer esa revista en la que un pato afortunado se burla de otro signado por la mala suerte y de las pillerias de sus tres sobrinos. Ya en la banda, los revisores golpeaban con sus martillos varias partes de los equipos que se encontraban bajo el piso de los coches, mientras otros empleados cargaban agua a los sedientos coches de la larga formación. Y mas, mas pasajeros abordaban aquel tren, felices por llegar a la gran ciudad el día después, mientras muchos que ya venían desde Tucumán, se pertrechaban de alimentos y bebidas en el bar y los quioscos de la estación santiagueña, unos sandwichs y gaseosas cenarían la gran cantidad de pasajeros una vez que deje la banda. Nuevamente el silbato y el paño verde, despachaba el tren con mas almas a bordo, esta escena se repetiría en Forres, Fernandez, Herrera, Colonia Dora, Pinto, Ceres, Sunchales y Rafaela.

La noche

En pinto el tren se retrasa aun mas, esperando el cruce con su par que procedente de retiro tenia como destino Tucumán. La formación quedaba fuera del anden casi cuatro coches por detrás en medio de una oscuridad tan solo iluminada por una vieja columna del F.C.C.A. con un foco de 40 wt y la blanca luz de los Pullman Hitachi, que con su ronronear perturbaban la tranquilidad de la noche. Se produce allí el relevo del personal de conductores que tendrían a su cargo la GT 22 CW 9212 hasta rosario, el destino seria otro. Bianchini sube al camión casi simultáneamente a la salida del Estrella del Norte desde Ceres, Arnaldo Ruben Bianchini, 28 años, casado hace 3 con blanca lidia Martinez embarazada de tres meses y una hija de un año y medio. Arnoldo trabaja como camionero del frigorífico Santa Elena de Paraná, Entre Ríos, la Provincia donde nació. A las hs 3:45 del sábado subió al camión Ford F 600 modelo 1976 con caja y acoplado térmico Helvética. La cabina celeste, el resto una larga mole de aluminio que vacío pesa 12.000 kg, había sido cargado con 25.000 kg de grasa comestible y latas de corned beef, debía llegar a Córdoba con su carga. Y cuando puso en marcha su camión ya tenia pensado el itinerario, la avenida Almafuerte, la Ruta 18, el tunel subfluvial, la Ruta 19. La Ruta 19 era una ruta mas para Bianchini y su acompañante Ruben Bonaldo de 26 años, pero esa ruta a la altura de Saa Pereyra, un pueblito de Santa Fé de 2.000 habitantes se cruza con las vías del Ferrocarril General Bartolome Mitre.

Amanecer en el tren

El tren atrasado en su partida y después de haberse detenido en varias estaciones llevaba ya dos horas y ocho minutos de atraso, eran las siete de la mañana y Ramos y Ponce se aprestaban a ir en minutos mas al coche comedor a desayunar, las sacudidas del tren eran fuertes y tanto Ponce como el inspector Ochonero jefe del tren, dialogaban en el pasillo y calculaban que iría a un poco mas de 90 km x hora, velocidad apta como para recuperar algo de tiempo perdido, el coche iba en silencio, casi todos los pasajeros dormían.

Las 7:22 " el desastre "

Faltaban unos dos mil metros para el cruce, y el maquinista Antonio Gore hizo sonar el silbato de la locomotora porque sabia que estaba cerca de un paso a nivel peligroso. La alarma del cruce hizo sonar su chicharra estridente al tiempo que se encendían los semáforos rojos intermitentes. Bianchini llegaba entonces al cruce cuando un micro de la empresa El Serrano pasaba por las vías, había otros vehículos detenidos a ambos lados del paso a nivel, pero Bianchini siguió al colectivo que pudo ser un desgraciado acicate y acelero para pasar, cuando al mirar a su derecha vio venir el tren y oyó esa terrible bocina, piso mas su acelerador, al que el pesado camión respondió despacio, muy despacio. Eran las hs 7:22 de la mañana. Héctor González, un vecino del lugar a solo metros del paso a nivel vio al colectivo pasar y no pudo menos que pensar "!!! Que bárbaro ¡¡¡ " y mas sorprendido quedo cuando vio al segundo vehículo, " el camión " que quería ganarle una carrera al tren, penso lo peor, y paso lo peor , González no podía creer lo que veía y se agarraba la cabeza con las manos, vio el impacto, quiso gritar, grito, pero ya la historia no podía volver atrás ni siquiera tan solo unos segundos. El estruendo y el acoplado pulverizándose volaba por el aire en medio de una nube de polvo, tierra, pastos y raíces. La locomotora había saltado de las vías y se desplomaba volcando paralelo a las ellas, el tren siguió su recorrido por cientos de metros hasta que los dos coches del centro se fundieron incrustándose en un abrazo de hierros y maderas, se escuchaba entonces el alarido de espanto y dolor que creció y después se fue apagando hasta convertirse en un coro desentonado de quejidos. .

Después del horror

Ramos y Ponce sintieron un terrible golpe seguido de una fuerte frenada, (producto del derrape de los once primeros coches que se salieron de las vías) de pronto todo quedo inmóvil, luego corrieron por el pasillo ya con muchos sorprendidos ocupantes que intentaban bajar de la formación y entraron a los pullman, allí el caos era mas severo, los 52 pasajeros de su capacidad colmada intentaban salir en medio del espanto y las valijas y bolsos que al caer de los portaequipajes estaban desparramados entre los asientos y el pasillo central, en el coche comedor los asustados mozos quedaron anonadados después de ver como las mesas preparadas ya para el desayuno quedaron vacías en segundos, y un millar de astillas y trozos de loza se desparramaron por el piso, la cocina bañada en agua hirviendo dejo caer gigantescas ollas que se calentaban para sofocar la demanda de miles de termos y mamaderas que en algún tiempo mas llenarían. Los cocineros muchos quemados y gritando de dolor, cocinas abiertas perdiendo gas, vajilla sembrada por doquier, botellas rotas que salieron disparadas de los cajones hacían parecer a este coche en un campo de batalla con humeantes superficies de vapor y de angustia. Mas tarde una vez abajo vieron los restos del camión y no pensaron que la cosa era peor, corrieron por los yuyales mojados por el rocío de la noche e intentaron llegar hasta el camión luego de cruzar una zanja, ya en el comprobaron que Arnaldo y su compañero no estaban y al girar la vista en dirección hacia donde iba el tren vieron una sombra grande y negra recostada a ciento veinte metros del paso a nivel, era la locomotora que humeante Guardaba en su cabina los cuerpos de Gore y su preconductor, hacia el corrieron nuevamente pasando en su alocada carrera al lado de los coches incrustados, es terrible lo que ocurre, pensaron y mientras gritos de gente ensangrentada bajaba de los coches, continuaron hasta la 9212 donde encontraron lucido al preconductor y muy mal a el conductor, Ramos tomo su pañuelo y se lo puso en el ojo a Gore, luego con la ayuda de Ponce el compañero y otros que se acercaron sacaron a el maquinista de la maquina y lo acomodaron a la sombra de la mole volcada. Los minutos pasaban y la ayuda no llegaba, entonces ramos fue hasta el furgón, semivolcado y saco el teléfono a magneto y las cañas que colgaron junto con Ponce en los cables del poste telegráfico, luego de varias descargas eléctricas recibidas por lo mojado que estaban, logran dar la alarma que fue recibida por Galvez, Rafaela y mas tarde Rosario Norte. Al rato, transformado en un tiempo eterno comenzaban a llegar los primeros bomberos, policías y acaso los dos mil pobladores del lugar.

Un pequeño gran pueblo

Los habitantes de Saa Pereyra, superados por un centenar de los pasajeros del tren se fueron multiplicando para ayudar, obedecieron ordenes de policías y bomberos que fueron llegando desde San Gerónimo, Esperanza, San Francisco, Rafaela, Galvez, Rosario, Santa Fe, Paraná, y otros pueblos vecinos. Aparecieron presurosos con sus chatas, sus camionetas destartaladas, sus damajuanas llenas de agua, sus limpios trapos para usar de vendas, sus herramientas de trabajo, sus escaleras y todo su coraje. A la hora del accidente muchos ya se habían levantado y se preparaban para un sábado, día laboral algo mas tranquilo que los del resto de la semana, ya de por si tranquila. Pero cuando se enteraron del siniestro, la pachorra sabatina se termino. Y cuando los heridos que eran muchos llenaron la sala de primeros auxilios de dolor y de sangre, de llanto y de gritos se atiborro, todo un pueblo vio al vecino Mignola llevar en brazos una chica muy herida hasta su humilde casa, y a don Sebastián el panadero socorrer a un muchacho con la cabeza ensangrentada, estos solo casos de los muchos que protagonizaron los valientes pobladores. Horas después, el Jefe de Policía de Santa Fé Coronel Carlos Alberto Ramírez, que encabezaba el trabajo de sus hombres, pregunto asombrado quien es ese paisano corpulento que con la cara bañada en lagrimas ayudaba a cargar cadáveres en una camioneta policial. " es Oscar Giorda" le dijeron, y volvió a preguntar ¿ policía del pueblo ? " no señor, no, el es un vecino nomás". El coronel sintió mucho respeto por ese paisano. A su lado quién le daba las respuestas, un hombre de camisa a cuadros y pantalón gris, no se paro en demasiados protocolos, era alto y canoso, Adolfo Bessone, intendente del pueblo desde hacia veintisiete años. Cuando el caos termino siendo organizado, el sol pegaba con 33 grados de temperatura. Jose Luiseto abrió la puerta de su casa, y con voz nerviosa le dijo a clara, su mujer: saca todo de la cama y prepara agua hervida, clara entendió sin mayores explicaciones. Juntos atendieron a tres heridos hasta que 5 horas después un medico llego a su domicilio.

Ejemplos de vida, valor, coraje, abnegación y solidaridad se vivieron por doquier, en aquel pequeño, pero gran pueblo. Bianchini detenido en la comisaria de Saa Pereyra, lo ubicaron en una habitación para el personal ya que no tiene calabozo, porque el delito mas grave del pueblo no pasaba mas allá de una fuerte borrachera, el recinto de paredes rosas surcadas por unas raras manchas de humedad que la enegresen formando raros dibujos, que tal vez en la imaginación de Bianchini forman ahora la imagen de un camión siendo arrollado por un tren. Con un acoplado destruido al costado de las vías, y el semáforo con campanilla estridente funcionando casi hasta dos horas después del choque, cuando fuera desconectado.

Domingo 26

- Cementerio de Saa Pereyra, 55 víctimas esperan ser reconocidas por sus familiares.
- Arnoldo Ruben Bianchini, detenido, solo, pensativo.
- Estación Retiro, hs 6:25 llegan en un tren especial 1.700 sobrevivientes, mas de 5.000 familiares y un ejercito de periodistas , esperan allí desde el mediodía del sábado, una espera lacerante.
- Olga Reyes, tucumana viajaba en el coche 33 "me desmaye enseguida"
- Roberto Pavón, santiagueño, aun no se había detenido el tren y lo abandona en marcha saltando por la ventanilla. - Roberto 7 años fue uno de los últimos en bajar, su madre no creía volver a verlo.
- Celia Urruti, con heridas llega después de 31 horas de viaje.
- Antonio Gore, maquinista, santafecino, internado en el Hospital Iturraspe en la ciudad cordobesa de San Francisco, su hija lo acompaña.
- Mateo Ponce, Tucumano, inspector de trafico, quedo trabajando en el lugar hasta casi pasado el martes.
- Daniel Ramos, porteño, hijo del superintendente de trafico de Tucumán, se negó a abordar el tren de los sobrevivientes, se quedo a trabajar junto a voluntarios y ferroviarios en la remoción de los coches, el Superintendente de Rosario Sr Juan Karmelita amigo de la familia lo albergaría hasta la llegada de su padre a Rosario. Días mas tarde cuando llego a la casa de sus abuelos en General Pacheco, ingreso al cuerpo de bomberos voluntarios y estando actualmente incorporado a esta institución.

Guillermo Nestor Ramos Hermano de Daniel Osvaldo Ramos recopilación de datos de los testimonios de su hermano, y de la revista gente. General Pacheco 25 de febrero de 2001.

Aquí van algunas fotos para ilustrar una de las peores tragedias de los ferrocarriles argentinos